viernes, 27 de septiembre de 2013
EL PLASTICO EN LAS PLAYAS PERUANAS
Los plásticos del tipo PET (polietileno terftalato), PEAD (polietileno de alta densidad) y bolsas de politetileno y polipropileno, son comúnmente el 55% de los desechos sólidos en playas marinas, lo cual constituye un grave impacto al medio ambiente costero. El pet es usado principalmente en envases de gaseosas, jugos y bebidas de diversas marcas y el mayor fabricante en el país, de envases pet es la empresa San Miguel Industrial, que mantiene también operaciones en los países vecinos. Los plásticos pead son utilizados en envases de lácteos, yogurt, shampues, detergentes y lubricantes automotrices y marinos y el polietileno y polipropileno en bolsas para supermercados, minoristas y diversos empaques de snacks, galletería, chocolatería y otros productos de consumo masivo. Uno de los más grandes fabricantes de bolsas de polietileno en el Perú es Productos Paraíso, también fabricante de colchones y espumas plásticas.
Mientras las empresas productoras de gaseosas, aguas y jugos, son amigables con la ecología y practican la responsabilidad social, participando en diversos esfuerzos educativos y de activismo de voluntariado limpiando playas, para reducir la presencia de estos envases; no ocurre así con los grandes fabricantes que los proveen de aquellos plásticos, como San Miguel Industrial y Productos Paraíso, grandes ausentes en este tipo de campañas sociales o como es el tristemente celebre caso de Exxon Mobil, quienes se negaron tercamente desde el año 2000 a colaborar con la Reserva Nacional de Paracas, en la educación de los artesanos pescadores y en el recojo de sus envases de lubricantes de motores marinos que inundaban las playas de la reserva en especial de la Raya en Laguna Grande. Son lamentables políticas corporativas que eluden la responsabilidad social, con posiciones trasnochadas de los años de la oligarquía, donde lo único importante era producir utilidades sin importar el costo ambiental y social.
El impacto que provocan estos plásticos en las riberas de playas, son muy negativos. En muchos puntos de la costa, cercanos a desembocaduras de ríos, puertos y caletas, las playas se encuentran inundadas de estos envases, que son arrojadas por las corrientes y las olas marinas. Cerca a Lima en la playa de Rio Seco en Chancay y extendiéndose hasta Las Salinas de El Paraíso en Huacho, pueden encontrarse toneladas de pet, pead y bolsas de polietileno, contaminando las riberas y que solo son recopiladas parcialmente de modo espontaneo por recicladores informales. La organización Ecoplayas que actúa en la Reserva Nacional de Paracas desde 1997, reportó que anualmente se evacuan de esta área protegida marina un promedio de 18 toneladas de pet y pead.
Estos plásticos producen un enorme impacto ambiental, primero en los seres humanos que asisten por solaz a las playas y que se causan graves heridas o contagios con hongos con estos envases; muchas especies de aves, mamíferos y reptiles marinos, confunden los plásticos y bolsas con alimento, causándose heridas, contagiándose enfermedades o peor aún al ingerirlos se producen asfixia y muerte. Singularmente es lamentable que las tortugas marinas, reptiles en estado de extinción que migran a nuestras costas desde Galápagos y Centroamérica, en busca de los nutrientes de nuestro mar, encuentren la muerte por estos restos de pet, pead y polietileno en nuestras playas marinas. Estudios realizados en las islas Midway, Hawai, encontraron que el 90% de los albatros presentaban ingesta de pellet plástico en sus buches; con el agravante que el plástico por su alta resistencia y dependiendo de su formulación de manufactura, puede permanecer contaminando hasta mas de 400 años.
La problemática de la presencia de los plásticos en las playas, esta explicada en la deficiente educación de la población para el desecho de estos sólidos y a la carencia de legislación, que responsabilice directamente a las marcas y fabricantes, de hacerse cargo de la inversión en los procesos de recojo de sus desechos y educación a la población, que son sus consumidores y objetivo de sus ventas. En los países desarrollados las leyes, basadas en una filosofía de responsabilidad sobre lo que se produce y se distribuye al mercado, responsabiliza completamente a los fabricantes de los envases y empaques, desde su producción hasta el desecho final; obligándolos a participar con montos dinerarios en fondos derivados a los municipios, para asegurar la viabilidad del recojo de sus sólidos, implementar procesos de reciclaje y asimismo obligando a invertir en la educación publica como modo de evitar la existencia de estos desechos en las playas, campos y ciudades, sustentándose con adecuados procedimientos de evacuación practicados por ciudadanos capacitados. Algunos países mas radicales en el tema como Canadá, Irlanda, Sudáfrica, Israel y la ciudad de San Francisco en U.S.A. han prohibido el uso de bolsas de polietileno.
En nuestro país los esfuerzos educativos han sido liderados por organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro, que han contado con el apoyo financiero de algunas marcas de gaseosas y otros fabricantes, pero también por una espontanea legión de miles de recicladores informales, quienes en la búsqueda de fuentes de ingreso colaboran con la recopilación de estos desechos; pero es evidente que ante la carencia de una reglamentación, estos esfuerzos no compensan, ni alcanza a cubrir el enorme costo de recoger los plásticos de las playas y por supuesto también de las ciudades, mientras los responsables directos fabricantes del pet, pead y polietileno, simplemente inundan los mares y sus playas con sus envases impune e irresponsablemente, evadiendo hacerse responsables de su costo de recojo.
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